La diarrea es una molestia que puede afectar tanto a adultos como a niños y puede presentarse en cualquier momento del año.
Su causa más común es una infección microbiana (virus, bacterias y/o parásitos) y se trata de un mecanismo de defensa o «lavativa» natural mediante el cual el organismo trata de expulsar al patógeno. Otras causas pueden ser físicas (cambios bruscos de temperatura), emocionales (estrés o ansiedad), químicas (fármacos) y/o fisiológicas (cambios bruscos de dieta en viajes, intolerancias alimentarias, inflamación crónica del intestino, disbiosis intestinal, etc.)
Según la duración puede clasificarse en:
– Episódica: dura pocos días.
– Crónica: Persiste durante semanas de forma continua o intermitente.
Además de los síntomas típicos como deposiciones frecuentes e inconsistentes puede ir acompañada de somnolencia, dolor, calambres y espasmos abdominales.
Los riesgos principales son:
– Deshidratación.
– Desequilibrio de electrolíticos.
– Tratamientos inadecuados.
TRATAMIENTO ADECUADO (BIOREGULACIÓN):
Cuando la diarrea se presenta es importante garantizar a nuestro organismo:
1- Una adecuada HIDRATACIÓN (beber frecuentemente y a pequeños sorbos).
Además de agua es recomendable beber:
1.1.- Tisanas e infusiones a base de plantas con acción antimicrobiana, astringente y calmante como la canela, el mirtilo, el jengibre, el limón, el cilantro y la manzanilla. Preferiblemente a temperatura ambiente ya que la alta temperatura contribuye al vaciado intestinal.
1.2.- Soluciones rehidratantes de baja osmolaridad, como los sueros hiposódicos, para reintegrar sales minerales (electrolítos) y reducir el riesgo de rechazo por náusea o vómito. El uso de bebidas energéticas puede agravar el problema ya que la llegada a nivel intestinal de una elevada cargar de azúcar estimula el vaciado intestinal y contribuye al desequilibrio de la flora.
2- Respetar la FUNCIONALIDAD BIOLÓGICA INTESTINAL: Actuar sobre las causas y no únicamente sobre los síntomas.
2.1.- Origen microbiano: EVITAR el uso de fármacos, como la loperamida, y otras sustancias que se limitan a bloquear el síntoma, como las deposiciones frecuentes, y no actúan sobre la causa. Ya que si nos limitamos a bloquear las deposiciones impedimos la expulsión fisiológica del patógeno y aumentamos su tiempo de permanencia en el organismo favoreciendo así las condiciones para su proliferación y remontada a lo largo del tracto intestinal. Lo aconsejable es colaborar con el organismo contra el microorganismo causante mediante fitoterapia (acción antimicrobiana, antiinflamatoria y detox) y actuar también mediante una acción astringente que restablezca el correcto intercambio de líquidos entre la luz y la mucosa intestinal para mejorar la consistencia de las heces y mitigar el malestar provocado por los síntomas así como favorecer el reequilibrio de la microbiota intestinal.
2.2.- Origen emocional: Al igual que en el origen microbiano hay que actuar a nivel causa y a nivel síntoma. El síntoma se combate de la misma manera; espesando las heces y reestableciendo el equilibrio iónico y la causa ayudando al organismo a gestionar el estrés mediante terapia, fitoterapia o, en última opción, tratamiento farmacológico.
2.3.- Origen fisiológico: El síntoma siempre se trata de la misma manera y la causa dependerá de su origen. Si el origen es una intolerancia una intolerancia lo aconsejable es un análisis que determine la causa concreta de la intolerancia [+] y su tratamiento, así como si el origen es debido tanto s si se trata de un cambio de dieta el tratamiento será dietético